Que es animismo y artificialismo en el niño de preescolar

Que es animismo y artificialismo en el niño de preescolar

En el desarrollo cognitivo de los niños pequeños, especialmente en etapas como el preescolar, aparecen conceptos como el animismo y el artificialismo que reflejan cómo perciben el mundo que les rodea. Estos términos, aunque técnicos, son fundamentales para entender cómo los niños construyen su comprensión de la realidad, atribuyendo intención o causa humana a fenómenos naturales o inanimados. En este artículo exploraremos en profundidad qué significa cada uno de estos conceptos y su relevancia en la psicología infantil.

¿Qué es el animismo y el artificialismo en el niño de preescolar?

El animismo y el artificialismo son fenómenos cognitivos comunes en niños de entre 2 y 7 años, durante los cuales tienden a dar vida o propósito a objetos inanimados, o a explicar la existencia de fenómenos naturales como el resultado de la acción humana. Estos conceptos son parte de lo que Jean Piaget denominó como esquemas de pensamiento preoperatorios, en los que el niño aún no ha desarrollado completamente la capacidad de razonamiento lógico.

El animismo se refiere a la tendencia del niño a atribuir intención, emociones o vida a objetos inanimados. Por ejemplo, un niño podría creer que una nube está triste porque llueve o que un juguete se enojó porque no lo quiere jugar. Por otro lado, el artificialismo implica que el niño piensa que todo lo que existe en la naturaleza fue creado por el hombre. Así, podría creer que los árboles fueron plantados por personas o que las montañas son el resultado de la acción humana.

Estos fenómenos, lejos de ser errores, son manifestaciones normales del desarrollo cognitivo y reflejan cómo el niño intenta dar sentido al mundo a través de sus propias experiencias limitadas. Con el tiempo, y a medida que su pensamiento se vuelve más lógico y basado en la observación, estos esquemas se van reemplazando por explicaciones más realistas.

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El desarrollo cognitivo y la percepción del mundo en el preescolar

Durante la etapa preescolar, los niños están en una fase de exploración intensa del entorno. Su mente está abierta a nuevas experiencias y, al carecer de un marco conceptual amplio, tienden a interpretar el mundo a través de lo que conocen: la intención y la acción humana. Esta forma de pensar no solo se manifiesta en el animismo y el artificialismo, sino también en otros fenómenos como el centrismo, donde el niño cree que los demás piensan igual que él, o el egocentrismo, donde no puede entender puntos de vista diferentes al suyo.

En este contexto, los niños no poseen aún la capacidad de diferenciar entre lo natural y lo artificial, o entre lo que tiene intención y lo que no. Esto les lleva a crear explicaciones basadas en la intuición y en sus propias experiencias vividas. Por ejemplo, un niño podría pensar que el sol sale porque un hombre lo enciende cada mañana, o que las estrellas son luces que alguien colocó en el cielo. Estas ideas son fruto de un intento de comprender el mundo sin acceso a la ciencia o a una educación formal.

El papel del adulto en este proceso es crucial. A través de la conversación, el juego y la enseñanza, se pueden guiar al niño hacia explicaciones más acordes con la realidad. Sin embargo, es importante no desalentar estas formas de pensar, ya que forman parte del desarrollo normal del pensamiento.

La importancia de observar y entender el lenguaje del niño

Una herramienta clave para comprender el animismo y el artificialismo en los niños es prestar atención a su lenguaje. Las frases que usan, las historias que inventan y las preguntas que hacen revelan mucho sobre cómo perciben el mundo. Por ejemplo, un niño podría decir: La silla me está molestando, lo cual indica que le atribuye intención a un objeto inanimado. Otro podría preguntar: ¿Quién puso las flores en el jardín?, lo que refleja una tendencia al artificialismo.

Estas expresiones no solo son interesantes desde un punto de vista psicológico, sino que también son valiosas para los educadores y padres. Al reconocer estos patrones de pensamiento, se puede adaptar la enseñanza para apoyar el desarrollo cognitivo del niño de manera más efectiva. Además, fomentar el diálogo sobre estas ideas puede ayudar al niño a cuestionarlas y evolucionar hacia formas de pensar más complejas.

Ejemplos de animismo y artificialismo en niños de preescolar

Para ilustrar estos conceptos, aquí hay algunos ejemplos concretos de cómo los niños pueden expresar animismo y artificialismo:

  • Animismo:
  • Un niño dice: La televisión se enojó porque apagamos el control remoto.
  • Otro afirma: El árbol me saludó cuando pasé por ahí.
  • Un niño pequeño puede creer que la lluvia ocurre porque la nube está triste.
  • Artificialismo:
  • Un niño pregunta: ¿Quién puso los animales en la jungla?
  • Otro dice: Las nubes las hicieron los adultos para que haga frío.
  • Un niño puede pensar que Dios hizo las montañas para que las personas puedan caminar por encima.

Estos ejemplos no solo reflejan la imaginación del niño, sino también su necesidad de encontrar explicaciones comprensibles a fenómenos que, para él, no tienen una causa inmediata. A través de estas ideas, el niño construye un modelo mental del mundo que irá evolucionando con el tiempo.

El concepto de animismo y artificialismo en la teoría de Piaget

Jean Piaget fue uno de los primeros investigadores en estudiar estos fenómenos en detalle. En su teoría del desarrollo cognitivo, identificó que los niños en la etapa preoperatoria (de 2 a 7 años) tienden a pensar de manera centrada en sí mismos y a atribuir intenciones a objetos o eventos. Esto es lo que Piaget llamó animismo.

El artificialismo, por su parte, es otra característica de esta etapa. Piaget observó que los niños asumen que todo lo que existe en la naturaleza fue hecho por el hombre. Por ejemplo, un niño podría pensar que los ríos existen porque alguien los construyó, o que los animales fueron creados por personas. Esta creencia refleja una dificultad para comprender los procesos naturales sin intervención humana.

Estos conceptos son transitorios y forman parte del proceso de maduración intelectual. A medida que el niño crece y adquiere más conocimiento, empieza a entender que no todo tiene una causa humana y que los objetos inanimados no actúan con intención. Este cambio es fundamental para el desarrollo del pensamiento lógico y científico.

Recopilación de animismo y artificialismo en el desarrollo infantil

Aquí tienes una recopilación de los conceptos clave relacionados con el animismo y el artificialismo en el desarrollo infantil:

  • Animismo: Atribuir vida, intención o emociones a objetos inanimados.
  • Artificialismo: Creer que todo lo natural fue creado por el hombre.
  • Etapa preoperatoria (Piaget): De 2 a 7 años, donde estos fenómenos son comunes.
  • Ejemplos cotidianos: Un niño que cree que un juguete se enojó o que una nube está triste.
  • Importancia educativa: Los adultos pueden usar estos fenómenos para guiar el pensamiento lógico del niño.
  • Características comunes: Intuición, egocentrismo, falta de diferenciación entre lo natural y lo artificial.
  • Proceso de cambio: Con el tiempo, el niño desarrolla un pensamiento más realista y basado en la observación.

Esta lista no solo resume los conceptos, sino que también ofrece una base para padres y educadores que quieren apoyar el desarrollo cognitivo de los niños de forma adecuada.

El pensamiento mágico y su relación con el animismo y el artificialismo

Otro fenómeno estrechamente relacionado con el animismo y el artificialismo es el pensamiento mágico, que se refiere a la creencia de que los pensamientos y deseos pueden influir directamente en el mundo exterior. En los niños pequeños, es común que piensen que, por ejemplo, desear algo hace que se cumpla, o que si no se portan bien, algo malo les puede pasar. Esta forma de pensar está muy ligada al animismo, ya que también implica la atribución de intencionalidad y causa a eventos.

El pensamiento mágico también refuerza el artificialismo, ya que el niño puede pensar que el mundo funciona según sus deseos o según las acciones de otros. Por ejemplo, puede creer que si alguien quiere que llueva, entonces llueve. Estas ideas, aunque parezcan irracionales desde un punto de vista adulto, son completamente lógicas para el niño dentro de su marco conceptual.

Este tipo de pensamiento no solo es una fase del desarrollo, sino también una herramienta poderosa para el aprendizaje. A través del pensamiento mágico, el niño construye su comprensión del mundo, prueba hipótesis y experimenta con causas y efectos. Con el tiempo, y con la guía de los adultos, evoluciona hacia un razonamiento más lógico y basado en la realidad.

¿Para qué sirve entender el animismo y el artificialismo en los niños?

Entender estos fenómenos es esencial tanto para padres como para educadores, ya que permite interpretar mejor el comportamiento y el lenguaje del niño. Al reconocer que el niño atribuye intención a los objetos o cree que todo lo natural fue hecho por el hombre, se puede evitar malinterpretar sus expresiones como caprichosas o irracionales.

Además, tener conocimiento sobre el animismo y el artificialismo permite a los adultos guiar al niño en su proceso de desarrollo cognitivo. Por ejemplo, en lugar de corregir bruscamente al niño cuando dice que la mesa me está molestando, se puede usar esa oportunidad para enseñarle sobre los materiales y las causas físicas. Esto no solo enriquece su aprendizaje, sino que también fomenta una curiosidad saludable por descubrir el mundo.

Finalmente, comprender estos conceptos ayuda a valorar el pensamiento creativo y la imaginación del niño, que son esenciales para su desarrollo emocional y social. En lugar de desalentar su forma de pensar, los adultos pueden usarla como una herramienta para enseñar, jugar y aprender juntos.

Variaciones y sinónimos de animismo y artificialismo

Aunque los términos animismo y artificialismo son específicos y técnicos, existen otras formas de referirse a estos fenómenos, ya sea para facilitar su comprensión o para usarlos en contextos educativos:

  • Animismo: También puede llamarse atribución de intención, pensamiento animista o pensamiento mágico.
  • Artificialismo: Puede denominarse explicación artificial, creencia artificialista o razonamiento artificial.

Estos sinónimos son útiles para evitar la repetición excesiva de términos técnicos, especialmente cuando se está explicando estos conceptos a un público general o a padres que no tienen formación en psicología. Además, permiten adaptar el lenguaje según el contexto, ya sea académico, pedagógico o familiar.

Es importante destacar que estos términos, aunque similares, no son sinónimos entre sí. El animismo se centra en la atribución de vida o intención a objetos, mientras que el artificialismo se refiere a la creencia de que todo lo natural fue creado por el hombre. Ambos forman parte del desarrollo cognitivo, pero tienen características distintas.

El impacto del animismo y artificialismo en la educación infantil

En el ámbito de la educación infantil, el animismo y el artificialismo tienen un impacto directo en cómo se diseña y entrega el currículo. Los educadores deben tener en cuenta que los niños de preescolar piensan de manera muy diferente a los adultos, y que sus formas de entender el mundo están llenas de intuición, imaginación y creencias no basadas en la realidad.

Esto implica que, en lugar de enseñar de manera directa, los docentes deben adaptar sus estrategias para guiar al niño hacia una comprensión más realista del mundo. Por ejemplo, cuando un niño pregunta por qué llueve, en lugar de darle una explicación científica compleja, el educador puede usar un cuento o una historia para explicar que la lluvia es parte de un ciclo natural.

También es importante fomentar el pensamiento crítico desde edades tempranas. Preguntar al niño por qué piensa que una nube llora o por qué cree que un árbol creció por sí solo puede ayudarlo a reflexionar sobre sus creencias y a desarrollar un pensamiento más lógico y estructurado con el tiempo.

¿Qué significa el animismo y el artificialismo en el desarrollo infantil?

El animismo y el artificialismo son manifestaciones normales del desarrollo cognitivo en los niños pequeños. Estos conceptos reflejan cómo los niños intentan comprender un mundo que, para ellos, es desconocido y complejo. A través del animismo, los niños atribuyen vida, intención y emociones a objetos y fenómenos que, desde la perspectiva adulta, son inanimados y sin propósito. A través del artificialismo, los niños asumen que todo lo natural fue hecho por el hombre, lo cual refleja una dificultad para comprender los procesos naturales sin intervención humana.

En conjunto, estos fenómenos son parte de una etapa de desarrollo en la que el niño está aprendiendo a construir un modelo mental del mundo basado en sus experiencias limitadas. A medida que su pensamiento se vuelve más lógico y estructurado, estos esquemas se van reemplazando por explicaciones más realistas. Sin embargo, durante la etapa preoperatoria, son completamente lógicas y comprensibles para el niño.

Comprender el significado de estos conceptos es clave para los adultos que rodean al niño, ya que les permite interpretar mejor su comportamiento, su lenguaje y sus preguntas. Además, les da herramientas para guiar el desarrollo cognitivo del niño de manera adecuada y respetuosa con su proceso de aprendizaje.

¿De dónde provienen los términos animismo y artificialismo?

Los términos animismo y artificialismo tienen su origen en la psicología del desarrollo, específicamente en las investigaciones de Jean Piaget, quien los describió como características de la etapa preoperatoria del desarrollo cognitivo. Según Piaget, los niños en esta etapa tienen una tendencia a pensar que todo tiene intención y que todo lo natural fue creado por el hombre.

El término animismo proviene de la palabra ánima, que en latín significa alma o vida. En este contexto, se refiere a la tendencia de los niños a atribuir vida o alma a objetos inanimados. Por su parte, el artificialismo se refiere a la creencia de que todo lo que existe en la naturaleza fue hecho por el hombre, es decir, es artificial o construido por la acción humana.

Estos conceptos no solo son útiles para entender el desarrollo infantil, sino que también han sido ampliamente estudiados en otros campos, como la antropología, la filosofía y la ciencia cognitiva. En la actualidad, siguen siendo relevantes para los educadores, psicólogos y padres que trabajan con niños en etapas tempranas de desarrollo.

Sobre las formas de pensar de los niños y sus manifestaciones

El pensamiento de los niños no solo se manifiesta en el animismo y el artificialismo, sino también en otras formas de razonamiento que son características de su etapa de desarrollo. Estas incluyen:

  • Centrismo: El niño piensa que solo él existe, o que los demás piensan igual que él.
  • Egocentrismo: No puede entender puntos de vista diferentes al suyo.
  • Irreversibilidad: No puede pensar en reversa; por ejemplo, no entiende que el agua vertida en un vaso más grande sigue siendo la misma cantidad.
  • Pensamiento mágico: Cree que sus deseos pueden cambiar la realidad.
  • Conservación: Aún no entiende que la cantidad de una sustancia no cambia aunque su forma sí lo haga.

Estas características son parte del desarrollo normal y se van superando con el tiempo. Sin embargo, durante la etapa preescolar, son completamente normales y reflejan cómo el niño está construyendo su comprensión del mundo. Aprender a reconocir y comprender estas formas de pensar es clave para los adultos que interactúan con los niños, ya que les permite responder de manera adecuada y apoyar su desarrollo cognitivo de forma positiva.

¿Cómo se relacionan el animismo y el artificialismo con otros conceptos?

El animismo y el artificialismo no existen de forma aislada, sino que están interconectados con otros conceptos fundamentales del desarrollo infantil. Por ejemplo, están estrechamente relacionados con el pensamiento mágico, el egocentrismo y el centrismo, todos ellos características del pensamiento preoperatorio.

Además, estos fenómenos también tienen relación con la teoría de la mente, que es la capacidad de entender que los demás tienen pensamientos y creencias diferentes a las propias. Durante la etapa preoperatoria, los niños no tienen desarrollada completamente esta habilidad, lo que les dificulta entender que otros pueden tener creencias distintas a las suyas.

Por otro lado, el animismo y el artificialismo también están ligados al constructivismo, una teoría de aprendizaje según la cual los niños construyen su conocimiento a partir de sus experiencias. En este sentido, los niños no solo aprenden por lo que les enseñan los adultos, sino por cómo interpretan y organizan su propia experiencia.

Entender estas relaciones ayuda a los adultos a ver el desarrollo del niño como un proceso complejo y dinámico, en el que cada concepto se interrelaciona con otros y contribuye al aprendizaje general.

Cómo usar el animismo y el artificialismo en la enseñanza

Para aprovechar el animismo y el artificialismo en la enseñanza, los adultos pueden usarlos como herramientas para guiar el pensamiento del niño hacia un razonamiento más lógico y basado en la realidad. Aquí hay algunos ejemplos prácticos de cómo hacerlo:

  • Usar preguntas abiertas: En lugar de corregir al niño directamente, preguntarle por qué piensa que un objeto está triste o por qué cree que un árbol creció por sí solo. Esto fomenta el pensamiento crítico y la reflexión.
  • Explicar con lenguaje sencillo: Adaptar las explicaciones a la edad del niño, usando ejemplos concretos y conocidos. Por ejemplo, explicar que las nubes no están tristes, sino que son gotas de agua que se unen y caen como lluvia.
  • Usar historias y juegos: Narrar cuentos o jugar a roles que permitan al niño explorar sus ideas de manera creativa. Esto no solo entretiene, sino que también ayuda a desarrollar su imaginación y su pensamiento lógico.
  • Fomentar la observación: Invitar al niño a observar el mundo que le rodea y hacer preguntas sobre lo que ve. Esto ayuda a construir un modelo mental más realista del mundo.
  • Reforzar el aprendizaje a través de la repetición: Repetir conceptos clave en diferentes contextos, como en el juego, en la conversación o en la enseñanza formal, ayuda al niño a consolidar su aprendizaje.

Usar estos fenómenos de manera positiva permite no solo corregir ideas erróneas, sino también aprovechar su potencial para enseñar, aprender y desarrollar el pensamiento del niño.

El rol del lenguaje en el desarrollo del pensamiento lógico

El lenguaje desempeña un papel fundamental en el desarrollo del pensamiento lógico del niño. A través del lenguaje, los niños expresan sus ideas, se comunican con los demás y construyen su comprensión del mundo. Durante la etapa preescolar, el lenguaje evoluciona rápidamente, y con él, también evoluciona el pensamiento.

En esta fase, los niños tienden a usar frases que reflejan el animismo y el artificialismo, como la silla me está molestando o las flores las hicieron los adultos. Estas expresiones no solo son reflejo del pensamiento del niño, sino también una oportunidad para los adultos para guiarlo hacia un pensamiento más estructurado y realista.

El uso del lenguaje también permite al niño explorar sus ideas, cuestionarlas y recibir feedback de los adultos. A través de la conversación, el niño puede aprender a distinguir entre lo que es real y lo que es imaginación, entre lo que tiene una causa y lo que no. Por esta razón, es esencial que los adultos fomenten una comunicación rica y estimulante en el entorno del niño.

El impacto emocional y social del animismo y el artificialismo

Además de su relevancia cognitiva, el animismo y el artificialismo también tienen un impacto emocional y social en el desarrollo del niño. Al atribuir intención a los objetos o creer que todo lo natural fue hecho por el hombre, el niño desarrolla una forma de ver el mundo que puede influir en sus relaciones con los demás y en su comprensión de los fenómenos sociales.

Por ejemplo, un niño que cree que un objeto está triste puede sentir empatía hacia él, lo que refleja una capacidad emocional temprana. Por otro lado, un niño que piensa que todo lo natural fue hecho por el hombre puede desarrollar una visión más cercana a la humanidad y a la naturaleza, lo que puede influir en su actitud hacia el medio ambiente en el futuro.

Desde el punto de vista social, estos fenómenos también pueden ayudar al niño a entender mejor a sus compañeros y a los adultos. Al aprender a interpretar las intenciones de los demás, el niño desarrolla habilidades sociales como la empatía, la cooperación y la resolución de conflictos. Así, el animismo y el artificialismo no solo son fenómenos cognitivos, sino también herramientas emocionales y sociales esenciales para el desarrollo del niño.