A veces me pregunto que es lo que voy hacer

A veces me pregunto que es lo que voy hacer

A veces me pregunto qué rumbo tomar, cuál será mi propósito en la vida o qué decisiones me llevarán a un futuro exitoso. Esta inquietud, tan común en muchos, forma parte del proceso de autorreflexión que todo ser humano atraviesa en algún momento. Aunque suene vago, pensar en qué hacer con la vida no solo es normal, sino también una señal de que estamos buscando significado y dirección. En este artículo exploraremos profundamente qué implica esta pregunta, por qué surge y qué podemos hacer para responderla con claridad y convicción.

¿Por qué a veces me pregunto qué es lo que voy a hacer?

La pregunta ¿qué es lo que voy a hacer? surge cuando nos enfrentamos a una intersección vital, un momento en el que las opciones parecen infinitas, y no hay una sola vía clara hacia el futuro. Esta incertidumbre puede estar relacionada con decisiones laborales, académicas, personales o incluso con la búsqueda de un propósito más profundo. A menudo, esta inquietud se alimenta por la presión social, los modelos de éxito que nos rodean o simplemente por el miedo al fracaso.

La psicología ha estudiado este fenómeno desde diferentes enfoques. Por ejemplo, Viktor Frankl, en su obra *El hombre en busca de sentido*, plantea que el ser humano se define por su búsqueda de significado. Cuando nos preguntamos qué hacer, lo que buscamos realmente es sentido. La falta de rumbo puede derivar de no haber encontrado ese propósito que nos da coherencia a la vida.

Además, la sociedad moderna, con sus múltiples opciones y estímulos, puede generar una parálisis por análisis. Tenemos tanto para elegir que a veces no sabemos por dónde comenzar. Este fenómeno se conoce como parálisis por análisis o parálisis por opción, y se ha estudiado en la psicología del consumidor y en la toma de decisiones. Por eso, la pregunta ¿qué voy a hacer? no es un problema en sí mismo, sino una señal de que necesitamos estructurar nuestro pensamiento y nuestras metas.

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El vacío existencial y la búsqueda de rumbo

Muchas personas experimentan un vacío existencial, una sensación de que su vida carece de propósito o dirección clara. Esta sensación puede manifestarse de diferentes formas: aburrimiento con la rutina, desmotivación en el trabajo, o deseo de cambiar algo fundamental en la vida. La pregunta ¿qué es lo que voy a hacer? puede ser una expresión de este vacío, una forma de decir que algo no está en su lugar.

La filosofía existencialista, como la de Søren Kierkegaard o Jean-Paul Sartre, sugiere que la vida no tiene un significado inherente, sino que cada individuo debe crearlo. Esto puede parecer alentador, pero también puede generar ansiedad, especialmente cuando uno no ha logrado definir ese sentido. En este contexto, preguntarse qué hacer no es una debilidad, sino una parte natural del proceso de construir una vida auténtica.

Además, la época moderna, con su énfasis en la productividad y la eficiencia, puede llevarnos a olvidar que la vida no se trata solo de hacer cosas, sino de vivirla plenamente. A veces, lo que necesitamos no es una decisión radical, sino un cambio de perspectiva. Reflexionar sobre lo que nos hace felices, qué nos motiva y qué valores queremos integrar en nuestra vida puede ayudarnos a darle forma a esa pregunta tan común.

La relación entre identidad y decisión

Una de las razones profundas por las que nos preguntamos qué hacer en la vida es que estamos buscando nuestra identidad. ¿Quién soy yo realmente? ¿Qué me define? Estas preguntas están intrínsecamente ligadas a la decisión de qué hacer. La identidad no se define por lo que hacemos, pero lo que hacemos puede moldear quiénes somos. Por ejemplo, si uno se identifica como artista, emprendedor o docente, sus decisiones cotidianas y su rumbo profesional serán diferentes.

En muchos casos, no sabemos qué hacer porque no conocemos bien nuestro yo interior. Esto puede deberse a que nos hemos dejado influenciar demasiado por expectativas ajenas o por miedos internos. La clave, entonces, es no solo preguntarnos qué voy a hacer, sino también quién soy yo, y qué me hace sentir pleno. Este proceso de autoconocimiento no es lineal, pero es fundamental para encontrar una dirección que sea coherente con nosotros mismos.

Ejemplos de personas que se preguntaron qué hacer y encontraron su camino

Muchas personas famosas han atravesado momentos de duda antes de encontrar su camino. Por ejemplo, el escritor J.K. Rowling trabajó como profesora y cajera antes de escribir *Harry Potter*. En una entrevista, comentó que tuvo que enfrentar la pobreza y el rechazo antes de encontrar su vocación. Su historia es un ejemplo de que a veces, lo que parece un fracaso es solo un paso más en el camino hacia el éxito.

Otro ejemplo es el de Elon Musk, quien cambió múltiples veces de carrera antes de enfocarse en la tecnología y el espacio. Sus decisiones no siempre fueron lineales, pero cada experiencia le ayudó a construir una visión más amplia. Estos casos demuestran que preguntarse qué voy a hacer no es un obstáculo, sino una oportunidad para explorar, aprender y evolucionar.

También hay historias más personales, como la de jóvenes que, tras un año sabático, descubrieron una pasión por el arte, la música o la docencia. En cada caso, el proceso de preguntarse qué hacer fue el primer paso para encontrar un propósito que no habrían imaginado antes.

El concepto de vida intencionada

Una forma de abordar la pregunta ¿qué es lo que voy a hacer? es desde el concepto de vida intencionada. Este enfoque implica que nuestras acciones no son resultado del azar, sino de decisiones conscientes basadas en nuestros valores, metas y visiones de futuro. La vida intencionada se construye a través de pequeños pasos, de preguntas reflexivas y de acciones coherentes con lo que uno quiere ser.

La vida intencionada no se trata de tener todo planeado, sino de tener claridad sobre los principios que guían nuestras decisiones. Esto implica que, en lugar de preguntarnos qué hacer, debemos preguntarnos qué quiero construir con mi vida. Por ejemplo, si valoramos la creatividad, podemos buscar oportunidades que nos permitan expresarla. Si valoramos la libertad, podemos diseñar un estilo de vida que priorice la independencia.

Este enfoque también permite reconocer que no siempre tendremos todas las respuestas. Es aceptable no saber qué hacer, siempre y cuando estemos dispuestos a aprender, a probar y a ajustar nuestro rumbo conforme vamos avanzando. La vida intencionada es un proceso, no un destino.

Cinco maneras de responder a ¿qué es lo que voy a hacer?

  • Reflexionar sobre tus valores y pasiones: Escribe una lista de lo que realmente te apasiona y lo que consideras importante. Esto puede ayudarte a identificar áreas en las que quieres enfocarte.
  • Explorar opciones: No temas probar cosas nuevas, aunque parezcan fuera de tu zona de confort. A veces, lo que no esperamos puede convertirse en nuestra vocación.
  • Buscar inspiración: Lee biografías, entrevistas o historias de personas que te motiven. Aprende de sus experiencias y adapta lo que te sirva.
  • Establecer metas a corto y largo plazo: Divide tu pregunta en objetivos concretos. Por ejemplo, si quieres emprender, define qué pasos necesitas dar este año.
  • Aprender de los fracasos: No todas las decisiones serán acertadas. Lo importante es analizar qué funcionó y qué no, y usar esa información para mejorar.

La búsqueda de sentido en la vida moderna

En la era digital, donde la información está al alcance de un clic, muchas personas se sienten abrumadas por la cantidad de opciones y consejos disponibles. La pregunta ¿qué voy a hacer? puede surgir no solo por falta de claridad, sino también por el exceso de estímulos y la presión de hacer lo correcto. En este contexto, encontrar un sentido personal se vuelve más que una necesidad: es un acto de resistencia.

La búsqueda de sentido no se trata de encontrar un destino fijo, sino de construirlo a partir de nuestras experiencias, decisiones y relaciones. En la vida moderna, donde a menudo se prioriza la eficiencia sobre la profundidad, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Por eso, preguntarnos qué hacer no solo es una búsqueda profesional, sino también una búsqueda existencial.

¿Para qué sirve preguntarse qué voy a hacer?

Preguntarse qué hacer no solo sirve para encontrar un rumbo profesional, sino también para desarrollar un sentido de propósito y coherencia en la vida. Esta pregunta puede ayudarnos a:

  • Definir metas claras y alcanzables
  • Tomar decisiones más alineadas con nuestros valores
  • Mejorar la autoestima y la confianza en nosotros mismos
  • Crear una vida más significativa y satisfactoria
  • Evitar decisiones impulsivas o reactivas

Por ejemplo, si una persona se pregunta qué hacer con su vida y descubre que le apasiona la naturaleza, puede decidir estudiar biología, convertirse en guardabosques o simplemente dedicar parte de su tiempo a actividades al aire libre. Esta decisión no solo afecta su carrera, sino también su calidad de vida.

Alternativas a la pregunta ¿qué voy a hacer?

A veces, la pregunta ¿qué voy a hacer? puede ser reemplazada por otras que son más útiles para encontrar respuestas concretas. Algunas alternativas incluyen:

  • ¿Qué me hace sentir realizado?
  • ¿Qué tipo de impacto quiero dejar en el mundo?
  • ¿Qué habilidades tengo y cómo puedo usarlas?
  • ¿Qué me gustaría lograr en los próximos cinco años?
  • ¿Qué haría si no tuviera miedo al fracaso?

Estas preguntas pueden ayudar a redirigir el enfoque desde la incertidumbre hacia la acción. En lugar de preguntar qué hacer, podemos preguntarnos qué nos impulsa, qué nos da sentido y qué podemos construir a partir de eso.

La importancia de la acción en la búsqueda de rumbo

Más allá de preguntarnos qué hacer, es fundamental dar pasos concretos hacia una dirección. A menudo, la respuesta no llega de forma inmediata, sino que se revela a través de la experiencia. Por ejemplo, muchas personas descubren su vocación después de probar diferentes trabajos, estudiar en una carrera distinta a la que imaginaban o viajar a lugares que les abren nuevos horizontes.

La acción también ayuda a superar la parálisis por análisis. En lugar de quedarnos pensando, podemos probar pequeños cambios en nuestro estilo de vida, como dedicar tiempo a un nuevo hobbie, asistir a talleres o hablar con mentores. Cada pequeño paso nos acerca a una respuesta más clara.

El significado de preguntarse qué voy a hacer

Preguntarse qué voy a hacer no es solo una búsqueda de rumbo profesional, sino también un reflejo de la necesidad humana de encontrar sentido. Esta pregunta puede surgir en momentos de transición, como el final de la universidad, una ruptura emocional o un cambio laboral. En esencia, lo que se está buscando es un propósito que dé coherencia a la vida.

Esta búsqueda puede ser dolorosa, especialmente si uno se siente presionado por la sociedad o por expectativas externas. Sin embargo, también puede ser liberadora, ya que nos permite diseñar una vida que sea coherente con quiénes somos. Es una invitación a reflexionar, a explorar y a construir una identidad que no dependa de lo que otros esperan de nosotros.

¿De dónde viene la pregunta qué voy a hacer?

La pregunta ¿qué voy a hacer? tiene raíces profundas en la naturaleza humana. Desde la antigüedad, los filósofos han reflexionado sobre el propósito de la vida. Aristóteles hablaba de la búsqueda de la *eudaimonia*, o bienaventuranza, como el objetivo último del ser humano. Platón, por su parte, proponía que cada individuo tiene una alma compuesta por diferentes partes que deben equilibrarse para alcanzar la felicidad.

En la historia moderna, el filósofo Albert Camus, en su obra *El mito de Sísifo*, plantea que la vida puede parecer absurda, pero que es posible darle sentido a través de la acción y la rebeldía. Esta idea sugiere que la pregunta ¿qué voy a hacer? no es un obstáculo, sino una oportunidad para construir un sentido propio.

Variantes de la pregunta ¿qué voy a hacer?

La pregunta ¿qué voy a hacer? puede expresarse de muchas maneras, dependiendo del contexto y las necesidades personales. Algunas variantes incluyen:

  • ¿Qué camino tomar en la vida?
  • ¿Cómo quiero vivir?
  • ¿Qué contribución quiero dejar en este mundo?
  • ¿Qué me hace sentir vivo?
  • ¿Qué quiero lograr antes de morir?

Estas preguntas pueden ayudar a profundizar en la búsqueda de sentido y a explorar diferentes aspectos de la vida. Cada una de ellas se enfoque en un aspecto diferente, desde lo profesional hasta lo espiritual, lo personal hasta lo social.

¿Cómo responder a la pregunta ¿qué voy a hacer??

Responder a la pregunta ¿qué voy a hacer? no es un proceso lineal, sino un viaje constante de autoexploración y acción. Algunos pasos que pueden ayudar incluyen:

  • Reflexionar sobre tus valores y pasiones
  • Hablar con mentores o personas que te inspiran
  • Probar nuevas experiencias
  • Escribir una lista de metas a corto, mediano y largo plazo
  • Aprender a aceptar la incertidumbre como parte del proceso

Cada persona tiene un camino único, y lo importante es no compararse con los demás. A veces, lo que parece un fracaso es solo una etapa necesaria para encontrar el rumbo correcto.

Cómo usar la pregunta ¿qué voy a hacer? para guiar tu vida

La pregunta ¿qué voy a hacer? puede usarse como herramienta para guiar la vida. Por ejemplo:

  • En la toma de decisiones: Antes de tomar una decisión importante, pregúntate si te acerca a tus metas y valores.
  • En la planificación de carrera: Usa esta pregunta para explorar diferentes opciones y descubrir qué tipo de trabajo te motiva.
  • En la autoevaluación: Al final de cada mes o año, pregúntate si estás avanzando hacia lo que quieres.
  • En la vida personal: Usa esta pregunta para reflexionar sobre tus relaciones, hábitos y estilo de vida.

Ejemplo de uso: Hace un año me preguntaba qué hacer con mi vida. Ahora sé que quiero dedicarme a la educación. Por eso, me inscribí en un curso de formación docente y estoy trabajando como voluntario en una escuela.

La importancia de darle tiempo a la pregunta

Muchas veces, la presión por encontrar una respuesta rápida puede llevarnos a tomar decisiones precipitadas. Es importante entender que la pregunta ¿qué voy a hacer? no tiene una fecha de vencimiento. De hecho, a menudo se responde con el tiempo, a través de experiencias, fracasos y aprendizajes.

Darle tiempo a la pregunta también permite que otros aspectos de la vida sigan su curso. No se trata de detenerse y esperar a que llegue la respuesta perfecta, sino de seguir avanzando mientras se reflexiona. A veces, lo que parece un paso en falso termina siendo el primer paso hacia un destino inesperado.

El rol de la paciencia y la constancia en la búsqueda

La búsqueda de respuestas a la pregunta ¿qué voy a hacer? no se logra de la noche a la mañana. Requiere paciencia, constancia y una disposición abierta a lo que la vida nos presenta. Cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo sobre nosotros mismos y sobre el mundo.

La constancia también implica no abandonar el camino cuando las respuestas no llegan de inmediato. Muchas personas encuentran su rumbo después de años de experimentar diferentes caminos. Lo importante es no dejar de preguntarse, de explorar y de actuar con intención.