Que es ser apartado para dios

Que es ser apartado para dios

En la tradición bíblica, el concepto de ser apartado para Dios tiene un significado profundo y trascendental. En lugar de repetir constantemente la misma frase, podemos entender este tema como una dedicación especial a la voluntad divina, una separación del mundo ordinario con el fin de servir con pureza y propósito espiritual. Esta idea se encuentra en el corazón de muchas enseñanzas bíblicas, especialmente en el Antiguo y el Nuevo Testamento, y describe una vida que está reservada exclusivamente para la obra de Dios. En este artículo exploraremos qué significa realmente ser apartado para Dios, su importancia espiritual, ejemplos bíblicos y cómo aplicarlo en la vida moderna.

¿Qué significa ser apartado para Dios?

Ser apartado para Dios, en términos bíblicos, implica una dedicación total del individuo a la voluntad divina. Este concepto se traduce como santificación o separación en el sentido espiritual. No se trata de una separación física, sino de un corazón y una mente que están en alineación con los designios de Dios. Cuando alguien es apartado para Dios, su vida se vive con un propósito único: servirle con integridad, pureza y obediencia. Esta idea es fundamental para entender la vocación cristiana y la relación personal con Dios.

Un dato histórico interesante es que el concepto de ser apartado tiene raíces en la antigua Torá. En el libro del Éxodo, Dios da instrucciones a Moisés para que los levitas sean apartados para el servicio del templo (Éxodo 19:22). Esta separación no era solo física, sino también ritual y espiritual, indicando que ciertos individuos estaban dedicados a una función sagrada. Este modelo fue replicado con otros grupos, como los profetas, los sacerdotes y, finalmente, con Jesucristo mismo, quien es descrito como el que se apartó a sí mismo por nosotros (Hebreos 7:26).

En el Nuevo Testamento, Pablo, en su carta a los Romanos, escribe: Porque a aquel que conoce lo bueno y, no obstante, no hace lo bueno, le es muerte espiritual (Romanos 13:11). Esta cita sugiere que ser apartado implica no solo una separación, sino también una entrega activa a una vida santa. Ser apartado no es un estado pasivo, sino una elección consciente y una entrega total a la obra de Dios.

También te puede interesar

La llamada a una vida separada

La idea de ser apartado para Dios no es exclusiva de los líderes espirituales, sino que se extiende a toda la comunidad creyente. La carta de Pablo a los Efesios nos recuerda que vosotros sois luz del mundo. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la han vencido (Efesios 5:8). Esta luz simboliza la separación del mundo y la dedicación a Dios. La llamada a una vida separada es una invitación a vivir de manera distinta, no necesariamente aislada, sino con principios y valores que reflejan la santidad de Dios.

Además, ser apartado para Dios implica una transformación interna. Pablo escribe en 2 Corintios 5:17: Por tanto, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Este versículo muestra que la santificación no es solo una conducta externa, sino una renovación del ser interno. Es una experiencia de vida que transforma al individuo desde el interior y lo prepara para cumplir una misión divina.

Otro aspecto importante es que ser apartado no significa estar aislado del mundo, sino que se vive en el mundo, pero no se está contaminado por él. Jesús mismo dijo: No sois del mundo, así como yo no soy del mundo (Juan 17:14). Esta distinción es clave, ya que la separación no implica rechazar a otros, sino vivir con un propósito y una ética distintos.

La diferencia entre ser apartado y ser santo

Aunque los términos ser apartado y ser santo suenan similares, tienen matices que es importante distinguir. Ser apartado se enfoca en la separación para un propósito divino, mientras que ser santo implica una vida de pureza y justicia. En hebreo, la palabra qadosh se traduce como santo y significa separado para un uso especial. Por lo tanto, ambos conceptos están interrelacionados.

Un ejemplo de esto es el caso de los sacerdotes en el Antiguo Testamento. No solo eran apartados para el servicio del templo, sino que también tenían que vivir una vida santa, sin mancharse con actos impuros. En el Nuevo Testamento, Pablo exhorta a los creyentes a ser santos porque Dios es santo (1 Pedro 1:16). Esta santidad no es una perfección inalcanzable, sino una vida que refleja la voluntad de Dios.

La diferencia clave es que la separación (ser apartado) es una elección de dedicación, mientras que la santidad es el estado resultante de esa dedicación. Ambos conceptos son esenciales para entender la vida cristiana y la relación con Dios.

Ejemplos bíblicos de quienes fueron apartados para Dios

La historia bíblica está llena de ejemplos de personas que fueron apartadas para Dios. Uno de los primeros es Abraham, quien fue llamado por Dios para abandonar su tierra y seguir una promesa (Génesis 12:1). Su vida fue un ejemplo de obediencia y separación al mundo. Otro ejemplo es Moisés, quien fue apartado para liberar a su pueblo y recibir la Torá en el Monte Sinaí.

En el Antiguo Testamento, los profetas también son ejemplos de personas apartadas. Isaías, por ejemplo, fue llamado por Dios y dijo: Aquí estoy, envíame (Isaías 6:8). Esta respuesta refleja una entrega total a la voluntad divina. En el Nuevo Testamento, Jesucristo es el modelo supremo de quien fue apartado para Dios. Él vivió una vida sin pecado, totalmente dedicada a la obra del Padre, y finalmente entregó su vida como sacrificio por la humanidad.

Además, los apóstoles también fueron apartados. Pablo, en varias de sus cartas, menciona que fue apartado para predicar el evangelio (Gálatas 1:15). Su vida fue transformada por una experiencia directa con Cristo y desde entonces dedicó su vida a anunciar el mensaje de salvación.

El concepto de apartamiento espiritual en la teología cristiana

El apartamiento espiritual, o santificación, es un tema central en la teología cristiana. Se entiende como un proceso en el que el creyente es transformado por el Espíritu Santo para vivir una vida que refleje la santidad de Dios. Este proceso no es inmediato, sino gradual, y requiere disciplina, oración y dependencia de Dios.

Una de las bases teológicas de este concepto es el sacerdocio real del creyente, descrito en 1 Pedro 2:9: Pero vosotros sois raza escogida, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Este versículo subraya que todos los creyentes tienen una función sacerdotal, es decir, son apartados para anunciar la gloria de Dios.

Además, el concepto de apartamiento espiritual está ligado a la idea de nuevo nacimiento, mencionada por Jesús en Juan 3:3. Esta transformación espiritual no es solo una decisión intelectual, sino una renovación del espíritu que prepara al creyente para una vida de servicio y santidad. En este sentido, ser apartado es una experiencia que se vive a lo largo de toda la vida del creyente.

Cinco ejemplos modernos de vidas apartadas para Dios

  • Billy Graham: Llevó a millones de personas a Cristo a través de sus campamentos evangelísticos. Fue apartado para anunciar el evangelio con integridad y pasión.
  • Corrie ten Boom: Una cristiana holandesa que ayudó a judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Fue perseguida y encarcelada por su fe, pero vivió una vida de separación y servicio.
  • John Stott: Un teólogo y pastor que dedicó su vida a la predicación, enseñanza y servicio a la iglesia.
  • Nadia Bolz-Weber: Una pastora que lidera una iglesia inclusiva y realista, enfocada en la gracia de Dios.
  • Bill Bright: Fundador de Campus Crusade for Christ, dedicó su vida a llevar a jóvenes a Cristo con un mensaje de separación y compromiso.

Estos ejemplos modernos muestran que el concepto de ser apartado para Dios sigue siendo relevante en la actualidad. Cada uno de ellos vivió una vida de dedicación, separación y servicio, siguiendo el ejemplo de Jesucristo.

La vocación de los creyentes en el mundo actual

En la sociedad moderna, donde las influencias mundanas son poderosas, la llamada a ser apartado para Dios toma una nueva forma. Ya no se trata de vivir en monasterios o conventos, sino de ser una luz en medio de una cultura que a menudo se aleja de los valores espirituales. La vocación cristiana en el mundo actual implica una vida de integridad, amor y servicio, a pesar de las presiones de la sociedad.

Ser apartado hoy no significa retirarse del mundo, sino vivir con un propósito distintivo. Esto implica tomar decisiones éticas, mantener relaciones basadas en el amor y la verdad, y dedicar tiempo a la oración y la lectura bíblica. El creyente moderno debe ser un testimonio en su lugar de trabajo, en la familia y en la comunidad. Es una llamada a ser diferente, no por arrogancia, sino por convicción.

Además, el creyente apartado debe ser un instrumento de paz, justicia y misericordia. En un mundo dividido por conflictos, el cristiano debe reflejar el amor de Cristo a través de sus acciones. La separación para Dios no es una cuestión de exclusividad, sino de compromiso con una vida que honra a Dios en cada aspecto.

¿Para qué sirve ser apartado para Dios?

Ser apartado para Dios tiene múltiples funciones en la vida del creyente. En primer lugar, permite que el individuo viva en alineación con la voluntad de Dios. Esto trae paz interior, dirección clara y una sensación de propósito. En segundo lugar, ser apartado prepara al creyente para una vida de servicio. Dios llama a sus hijos no solo para salvarse, sino para servirle y a los demás.

Otra función importante es la influencia en el mundo. Cuando una persona vive una vida separada, actúa como un testimonio vivo de la gracia de Dios. Sus acciones, palabras y comportamiento reflejan la santidad de Cristo. Por último, ser apartado fortalece la relación personal con Dios. La separación no es una carga, sino una liberación del pecado y una conexión más profunda con el Padre celestial.

Diferentes formas de ser apartado en la vida cristiana

La forma en que una persona es apartada para Dios puede variar según su vocación, contexto y ministerio. Para algunos, ser apartado significa dedicar su vida al ministerio pastoral o misionero. Para otros, puede significar una vida casada con hijos, donde la santificación ocurre en el hogar. No hay una única forma de ser apartado, sino que cada creyente tiene una llamada única.

Además, la separación puede manifestarse en diferentes áreas de la vida: en el trabajo, en las relaciones, en la forma de pensar y en la conducta. Pablo, en su carta a los Efesios, exhorta a los creyentes a andar en sabiduría para con los que están fuera, aprovechando el tiempo (Efesios 5:15). Esta sabiduría implica vivir con una actitud apartada, pero con amor y respeto hacia quienes no conocen a Cristo.

También es importante entender que la separación es un proceso continuo. No se trata de un estado fijo, sino de una vida que se entrega a Dios día a día. Este proceso requiere oración, estudio bíblico, comunión con otros creyentes y una actitud de humildad y obediencia.

La relación entre la oración y el apartamiento

La oración es una herramienta fundamental para el creyente que busca ser apartado para Dios. A través de la oración, el creyente se acerca a Dios, comunica sus necesidades y escucha su voz. La oración no solo fortalece la relación con Dios, sino que también prepara al creyente para vivir una vida separada del mundo.

En la Biblia, los líderes que fueron apartados para Dios eran hombres y mujeres que oraban fervientemente. Moisés, por ejemplo, oraba por su pueblo cuando se enfrentaba a la rebelión. Jesús oraba antes de importantes decisiones, como la elección de los apóstoles. Pablo también exhortaba a los creyentes a no cesar en la oración.

La oración es una forma de separación del mundo. Cuando el creyente se retira para orar, está eligiendo priorizar su relación con Dios sobre las demandas del mundo. Esta práctica no solo fortalece la fe, sino que también prepara al creyente para cumplir su ministerio con sabiduría y poder.

El significado espiritual de ser apartado para Dios

El significado espiritual de ser apartado para Dios trasciende lo temporal. No se trata de una etiqueta social ni de una forma de distinguirse de otros, sino de una transformación interna que prepara al creyente para la obra de Dios. Esta separación implica una entrega total, una vida de obediencia y una actitud de gratitud por la redención que Cristo ha ofrecido.

Ser apartado también implica una renovación de la mente. Pablo, en Romanos 12:2, escribe: No os amoldéis a esta mundo, sino transformaos por la renovación de vuestro entendimiento. Esta renovación no es solo intelectual, sino espiritual y emocional. Es una manera de vivir que refleja la gloria de Dios en cada aspecto de la vida.

Además, el apartamiento espiritual implica una vida de obediencia. El creyente apartado no vive bajo su propia voluntad, sino bajo la guía del Espíritu Santo. Esta obediencia no es una forma de legalismo, sino una expresión de amor y gratitud hacia Dios.

¿De dónde viene el concepto de ser apartado para Dios?

El concepto de ser apartado para Dios tiene raíces en la Torá hebrea. En el libro de Levítico, se habla repetidamente de la necesidad de ser santos, ya que Dios es santo. Este santo llamado incluía a los sacerdotes, a los levitas y, más tarde, al pueblo de Israel como un todo. La idea era que Israel fuera un pueblo apartado, un reino de sacerdotes y nación santa (Éxodo 19:6).

Este concepto se desarrolló más profundamente en el Antiguo Testamento con la figura de los profetas, quienes eran llamados por Dios para anunciar su mensaje y guiar al pueblo. En el Nuevo Testamento, Jesucristo es presentado como el modelo perfecto de quien fue apartado para Dios, y a través de Él, el creyente también puede ser apartado.

La tradición cristiana ha continuado este concepto, reconociendo que la santidad es un proceso de vida, no un estado inmediato. A través de la gracia de Cristo, los creyentes son llamados a una vida de separación y servicio, reflejando así la gloria de Dios en el mundo.

Variantes del concepto de ser apartado

Además de ser apartado para Dios, existen otras expresiones que reflejan la misma idea. Algunas de estas son:

  • Vida santa: Implica una vida separada del pecado y dedicada a Dios.
  • Separación espiritual: Hace referencia a la distinción entre lo mundano y lo sagrado.
  • Vida consagrada: Se refiere a una entrega total a Dios, a menudo en el contexto de un ministerio o vocación específica.
  • Santidad en Cristo: Enfatiza que el creyente vive una vida santa no por sus propios méritos, sino por la obra de Cristo en su vida.

Cada una de estas expresiones refleja aspectos diferentes del mismo concepto: una vida dedicada a Dios con pureza, obediencia y propósito.

¿Cómo puedo vivir una vida apartada para Dios?

Vivir una vida apartada para Dios requiere intención, disciplina y dependencia de la gracia de Cristo. Aquí hay algunos pasos prácticos:

  • Orar con frecuencia: La oración es una forma de separarse del mundo y acercarse a Dios.
  • Leer la Biblia regularmente: La Palabra de Dios guía y transforma la vida del creyente.
  • Participar en la comunidad cristiana: La comunión con otros creyentes fortalece la fe y la santidad.
  • Evitar la contaminación del mundo: Esto incluye decisiones éticas, relaciones saludables y un estilo de vida que refleje la santidad de Dios.
  • Servir a otros con amor: La separación no es egoísta, sino que se manifiesta en el servicio y el amor al prójimo.

Cada uno de estos pasos es un componente esencial de una vida apartada para Dios. No se trata de una lista de normas, sino de una vida que se vive en obediencia y gratitud a Cristo.

Cómo usar el concepto de ser apartado en la vida moderna

En la vida moderna, donde las influencias culturales son poderosas, el concepto de ser apartado para Dios toma una nueva relevancia. En el ámbito personal, significa vivir con integridad y valores cristianos, incluso cuando el mundo los desafía. En el trabajo, implica honrar a Dios en cada tarea, manteniendo una ética elevada y una actitud servicial.

En las relaciones, ser apartado significa amar con respeto, honestidad y compromiso. En la familia, implica criar a los hijos con valores espirituales y una visión de Dios como Padre amoroso. En la comunidad, significa ser un agente de paz, justicia y compasión.

Un ejemplo práctico es el de un creyente que trabaja en un entorno profesional donde se promueve la corrupción. En lugar de seguir la corriente, el creyente apartado elige vivir con integridad, incluso si eso implica sacrificio. Este tipo de vida no solo honra a Dios, sino que también impacta positivamente a quienes lo rodean.

El papel del Espíritu Santo en la vida apartada

El Espíritu Santo juega un papel crucial en la vida de un creyente apartado para Dios. Es Él quien nos convierte, nos guía, nos enseña y nos da poder para vivir una vida santa. Sin el Espíritu Santo, la separación espiritual es imposible. Es Él quien nos transforma desde el interior y nos prepara para servir a Dios con corazón puro.

El Espíritu Santo también nos ayuda a discernir lo que es del mundo y lo que es de Dios. En 1 Juan 4:1, se nos exhorta a probar los espíritus, lo cual implica una sensibilidad espiritual que solo el Espíritu Santo puede dar. Además, el Espíritu Santo nos da frutos como la paciencia, la bondad, la fe, la mansedumbre y el dominio propio, que son esenciales para una vida apartada.

Por último, el Espíritu Santo es quien nos mantiene en la santidad. No somos capaces de mantenernos separados por nuestra propia fuerza, sino que dependemos de la gracia de Dios y de la obra del Espíritu en nosotros.

La importancia de la comunidad en la vida apartada

La vida apartada no se vive en aislamiento, sino en comunión con otros creyentes. La comunidad cristiana es un lugar donde se apoya, se enseña y se fortalece la vida espiritual. Sin una comunidad, es difícil mantener una vida de separación y santidad.

La iglesia, como cuerpo de Cristo, es el lugar donde los creyentes se unen para orar, estudiar la Biblia, servir y crecer juntos. Es en esta comunidad donde se encuentra la fuerza para resistir las tentaciones del mundo y para vivir una vida apartada para Dios. La interacción con otros creyentes también nos ayuda a identificar áreas de crecimiento y a mantenernos responsables.

Además, la comunidad cristiana nos recuerda que no estamos solos en esta llamada. La separación no es una carga, sino una bendición compartida. En la comunidad, aprendemos a amar, a perdonar y a vivir con humildad, lo cual es esencial para una vida apartada.